Aunque los racimos ya están recogidos, la vida en los viñedos de la Ribera del Duero no se detiene. Tras las semanas intensas de vendimia, comienza una fase igual de importante: la elaboración del vino.
En pueblos como Gumiel de Izán y sus alrededores, los lagares vuelven a llenarse del aroma a mosto fresco. Es un momento mágico: el esfuerzo del campo se transforma en arte enológico.
🍷 De la uva al vino: un proceso lleno de detalle
Durante los días posteriores a la vendimia, las bodegas seleccionan las uvas y comienza la fermentación alcohólica, donde el azúcar del mosto se convierte en vino joven.
Después, en función del tipo de vino que se busca, llega la fermentación maloláctica y el reposo en barrica o depósito, donde cada matiz se define con paciencia y cuidado.
En la Ribera del Duero, la variedad Tempranillo (Tinta del País) es la gran protagonista, aunque también se cultivan otras variedades que aportan personalidad a cada vino.
🏰 Los vinos del Castillo de Izán: proximidad y autenticidad
En el Restaurante Castillo de Izán, vivimos este proceso de forma muy especial. Nuestros vinos proceden de viñedos propios, situados a pocos metros del restaurante, y son elaborados con el mismo mimo que ponemos en nuestra cocina.
Cada copa que servimos cuenta una historia: la del campo, el trabajo manual y la pasión por mantener viva una tradición que define a nuestra tierra.
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🍽️ Maridar el vino con la cocina castellana
Nada acompaña mejor al vino joven que los sabores de siempre: lechazo al horno de leña, embutidos de la zona, guisos tradicionales o quesos artesanos.
En nuestra carta encontrarás propuestas pensadas para realzar el sabor de los vinos recién nacidos, con ingredientes locales y recetas que respetan la tradición.
🌿 Un momento perfecto para visitar la Ribera
Tras la vendimia, la Ribera del Duero ofrece una imagen única: los viñedos se tiñen de tonos ocres y dorados, las bodegas huelen a mosto y las temperaturas invitan a disfrutar de la gastronomía y el vino.
Es un momento ideal para planificar una escapada de otoño, combinar una visita a bodegas con una comida en el Castillo de Izán y disfrutar de la calma del campo después del bullicio de la cosecha.El fin de la vendimia no es el final del ciclo: es el comienzo del vino. En la Ribera del Duero, cada botella refleja meses de trabajo, paciencia y pasión. Y en el Castillo de Izán, celebramos este proceso cada día, ofreciendo vinos propios y una cocina que honra la tierra de la que nacen.